segunda-feira, 21 de fevereiro de 2011

m*i**c*u*e*r*p*o



Tengo un cuerpo. Este. No es un cuerpo griego, lamento, tampoco bíblico. Pero es un cuerpo de Lilith, que me pertenece. A mí. Un cuerpo entero, pleno. Un cuerpo abrahámico, un cuerpo ancestral. Salvaje, primitivo, lleno de cicatrices de historias. Las mías. Cortes, heridas, transiciones, transcendencias. Mi cuerpo. Este. Un cuerpo político, un cuerpo contradictorio. Un cuerpo con olor a sexo y pureza. Un cuerpo agresivo, imperfecto, harmónico en sus desarmonías. Este cuello, este culo, estas nalgas, estos senos. Medidas que no siguen reglas. Panza. Codos. Rodillas. Pelos. Tengo brazos, largos y delgados, ligeros. Manos que empiezan y terminan en uñas. Animal. Hembra. Tengo un útero, una vagina dispuesta y disponible. Carne, comida. Fluidos. Flujos. Sangre, sangre. Un cuerpo, mi cuerpo. Marcas, manchas, entradas y salidas. Piernas, espalda. Un cuerpo con cara, ojos, boca. Una boca hambrienta, boca de hembra hambrienta. Mi cuerpo, un cuerpo que es mío y único, un universo encerrado en si mismo, un camino desconocido. Pies llenos de secretos. Los míos.


Tengo este cuerpo. Este. Aléjate. Déjalo. Vate.
Olvídate de mis manos.
No toques mi cuello.
Devuélveme mis ojos, mi boca de sonrisas, mis sudores, mis palpitaciones.
Revuélveme.
Destrózame.
Toma mi aire, mis gritos, mis rumores más íntimos, mis suspiros.
Pero me devuelva las estrañas, las sañas, los furores.


Saca eses besos que pegaste en mi piel.
Coja la savia que me metiste entre las piernas cuando me follaste, todas las veces en las cuales me follaste.
Borra las ranuras de de tu pasaje.
Vate.


Este es mi cuerpo. Mío. Un cuerpo que sigue su historia sin tu presencia.
Un cuerpo vivo, túrgido, urgente.
Mi cuerpo.


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