Era un hombre con un ramo de flores, caminando por la Avenida Cabildo en el atardecer de las añoranzas. La tarde, casi noche, estaba hermosa y calientica, como si invitara a todos a un abrazo interminable. El hombre con un ramo de flores tenía una sonrisa imperceptible y yo le imaginaba deseos y esperanzas. Una mujer que lo esperaba, un beso sabor alfajor de dulce de leche, un cortado antes de la despedida (que jamás sería despedida). De súbito, un otro hombre surgió de una esquina con su ramito y también me llamó la atención por sus ojos llenos de sueños en acuerdo con la flor que traía. Y vino entonces una mujer con una rosa, y un señor encorbatado con un ramo grandote, un joven con tres ramos en la mano, una pareja con flores azules, y la gente toda cargaba ramos y ramos y ramos. Las luces de Cabildo se quedaban pequeñitas delante de tanta flores. Yo me sentía perdida en jardines de amores, vinos por beber, tangos por escuchar. Y por casualidad me acordé que era el primer día de primavera y la vida me invitaba a celebrarla lindo.
Para que no me quedara sola en esa ciudad de no sé cuantos millones de personas, paré en un quiosco de flores y me compré un ramo. A ese sentimiento le llamé pertenencia. Por las calles no estuve olvidada -- tenía mi ramo, que me acompañaba, tenía a la gente, que reflejaba humanidad. Y desde entonces a los días que me sorprenden por el acogimiento y la belleza les doy el tierno significado de primavera. Y así me siento feliz.
Para que no me quedara sola en esa ciudad de no sé cuantos millones de personas, paré en un quiosco de flores y me compré un ramo. A ese sentimiento le llamé pertenencia. Por las calles no estuve olvidada -- tenía mi ramo, que me acompañaba, tenía a la gente, que reflejaba humanidad. Y desde entonces a los días que me sorprenden por el acogimiento y la belleza les doy el tierno significado de primavera. Y así me siento feliz.
Um comentário:
se eu soubesse seu nome
se eu entendesse espanhol
eu te daria flores
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