Hay todavía el olor de sus manos
De sus manos que deslizan que se disuelven
Por mi piel por mis pies por mis piernas
Por el rosa de mis mejillas
Por las mejillas de las rosas
Esas rosas que me envuelven como recuerdo del efímero
Ese efímero tan eterno de nosotros
Que somos, ya fuímos y pronto dejamos de ser
Siendo siempre y aún, y aún, y aún.
Sus manos tienen todavía el olor
De las rosas que pueblan
Esa piel eses pies esas piernas
Esas mejillas que tocaste, menino.
Y que – já sei, já sei – volverás a desbravar.
(Soy una constante primavera)
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