Sentía un mareo
Y por allá no había mar
Pero dentro de sí
Un oceano revuelto
Y estrellas fugaces
Le arrastraban entrañas
Hacia adentro.
Cuevas. Lagunas. Sin olas.
Estaba extraña.
Mareo.
Cuentan las escrituras
Que Salomón fue juez de una decisión:
Un niño entre dos mamás.
Y les hizo justicia a todos.
Hay siempre que eligir…
Viento, venga viento.
Por que no dos corazones
En vez de uno así tan dividido?
Mareo
Si pudiera parir desde dos úteros,
Si pudiera sembrarse de sol y de luna,
Si fuera todo tan más simple y sencillo,
Si fuera...
Ella tal vez se iba.
Se iba al encuentro de aquel
El que le cantaba a su alma
Y le hacía sentirse continente,
Espejo de sus propias rutas
Llegada de sus tantas búsquedas.
Era cierto, entonces, mareo.
El faro le apuntaba el horizonte.
Mar suave,
Oscuridad con brillo, cielo sin nubes. Sonrisas, siempre.
Y en nueve meses
Las olas volverán a echar saludos!
Um comentário:
Ferdinanda!
Que lindo poema, hija! Un gusto leerte!
Beijos com saudades!
(ah, sim: seus presentes estão sendo fabricados, e como sou artesão lento, nem me arrisco numa data de entrega; o importante é saber que não têm (os presentes) prazo de validade)
Ibán
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